Cómo las notas hacen notar nuestra estancia en mundos.
Los paralelos,
las noches, las cosas, la vida.
La luna hoy se acomoda,
se extiende
sobre la fina tela de cielo y sube baja,
comienza, busca, juega,
atrapa, miente.
Sueño, calor, muerte.
Mi vientre como las olas,
como la luna que se extiende,
se ha buscado rincón en mí,
palpita, vibra, es constante,
y también anochece.
Es inmerso en mí, constante,
te da un rincón igual,
te vuela.
Aquí está mi corazón
lunanoche serena en mi día.
Gracias Luz, por volver, la compañía implícita de palabras que nos unen en ese paralelo común, es siempre nuestro devenir. Ese vaivén recurrente es siempre agradecido, desde este lugar, desde el corazón que cada día se guarda algún recuerdo y lo recupera en memorias. Recrear y crear esos instantes, es la condena que aceptamos hace mucho tiempo, tanto que son años, tantos que ya ni quiero recordar cómo comenzaron, y que, sacarlos del viejo cajón es reafirmar cada día de lo que está hecha la piel, esa piel de la luna que he echado encima mío, que no puedo negar, y me hace ser lo que soy. Ahí vas, Luz, de cierta forma acompañando el proceso, ahí va nuestro pasado guiando la senda, ahí va irremediable, un poco cansado, pero nunca arrepentimiento. Ahí va, que ya no duele contarlo, que ya no lastima preguntarle de vez en cuando, por dónde no equivocarnos. Ahora, contar partes de nuestro pasado, se ha vuelto, en parte un acto de honestidad, parte de un rostro transparente que me llena de serenidad. Pues al permitir que acompañe, es explicar de muchas formas esto que ahora soy.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.