lunes, 26 de diciembre de 2011

Hipocondríaca tristeza


Ya no hay esa suave tristeza, es la espera y resignación de algo que está agonizando. Cada día tiene una enfermedad diferente, cada día entristece más.
Me tiemblan las manos al escribir, los ojos, no pueden secarse como mi garganta. Ya no sigo la cuenta de los días.
Es ahora que los días me alcanzan y el alma que pasa con el alma.
La libreta se ha convertido en un simple expediente, los males, los dolores quedan registrados, el corazón lleva una cadencia solitaria. 
Esta locomotora, quiere detenerse. Esa suave tristeza que cada día entristece más.




















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